El blog de Jorge Valle

Ben Nevis, scottish conditions

Caledonia, o como los romanos llamaban a Escocia por su gran cantidad de pinos caledonios, un país que fue independiente hasta 1707 año en el que firmó el acta de unión a Gran Bretaña pero conservando su propia justicia y religión. El país de William Wallace, los clanes escoceses, el muro de Adriano, las guerras de independencia, la división de las Highlands, el Lago Ness, cuna de la economía moderna al ver nacer a Adam Smith... un lugar con un gran atractivo cultural e histórico, con una riqueza de lagos, mar y montaña. Tierra de "Outlander". Pero de entre todas sus posibilidades nosotros elegimos ir directamente al Ben Nevis, la cima más alta del Reino Unido con sus 1343m ubicada en los Montes Grampianos siendo el paraje más famoso de todas las islas para la escalada en hielo y el mixto. Su nombre en gaélico significa "montaña con su cabeza en las nubes" haciendo referencia a su famosa meteorología. Su circo glaciar norte acoge toda la gama de "gullys" y mixtos con un desnivel de hasta 700m siendo la más verticales y largas de todo el Reino Unido, motivo por el cual cuando hay buenas condiciones se llena de alpinistas. Existen varios libros con sus topos y un foro de condiciones en el Facebook. En el centro de este gran circo glaciar se encuentra el refugio de montaña privado Charles Inglis Clark Memorial Hut que pertenece al club escocés de montaña. Es muy difícil conseguir reserva en él, se tiene que pedir con un año de antelación, pudiendo ser que para cuando tengas no existan las condiciones adecuadas; el refugio no cuenta con servicio de cena y desayuno, por lo que hay que portear todo aunque tiene cocina, baños y electricidad. Nosotros cada día dejábamos un nido de material colgado del tejado para hacer las aproximaciones sin peso a la espalda. Con vuelo directo Barcelona- Edimburgo de dos horas y media de duración, cuando aterrizas el móvil marca una hora menos respecto a la península, alquilamos dos coches en el mismo aeropuerto y en tres horas de curvas nos plantamos en un piso alquilado en Fort Williams que es la última población antes de coger el camino que sube al refugio del Ben Nevis. Hay una barrera con candado al principio impidiendo que cualquier coche acceda al aparcamiento ubicado en la parte superior y que supone una hora más de camino, pudimos averiguar que en la oficina forestal existe la posibilidad de alquilar la llave de forma anual por unos 230 euros. También algunos alojamientos de Fort Williams a veces tienen la llave y te la pueden prestar. Nosotros pudimos gestionar alguna subida montados en los vehículos de los guías locales. 

El primer día subimos a conocer el sitio con un horario tranquilo pudiendo confirmar que días atrás había nevado en cantidad, teníamos todas las líneas tapizadas de nieve y las gullys míticas presentaban un alto riesgo de aludes por placas de viento. También existía un gran riesgo de avalanchas en los descensos desde los colllados por sus canales de bajada por lo que tuvimos que gestionar escalando en lugares tiesos, sin muchas campas de nieve por encima y con descensos rapelando. Para estas circunstancias existe un buen ramillete de gullys y mixtos que acaban en los espolones y aristas perfectos para un primer día de escalada y aclimatación, nosotros elegimos el "Observatory Buttress", dependiendo de la habilidad de la cordada existe la posibilidad de hacer varias o más en el día. 

Las condiciones según los guías locales eran excepcionales, todo formado y con hielo, pero el juego tenía dos reglas que nos condicionaban: aludes y mucha nieve sobre el hielo. En el primer día ya pudimos comprobar la fama del lugar en cuanto a la escalada expuesta, difícil de proteger, incluso las reuniones costaban montarlas. Cada día llevábamos cinco tornillos de los más cortos, juego de excéntricos que es lo que mejor funcionaba en las fisuras heladas, un par de clavos: univeral y plano pequeños, y algún friend. A pesar del tipo de roca y la cantidad de nieve que lo enterraba todo nos sorprendió encontrar muchos lugares para lazar bloques y puentes de roca. Muchas veces nos tocaba limpiar las fisuras de nieve y hielo. 

El segundo día pudimos escalar una vía más de hielo, la "Mega Route X" saliendo por arriba a la cima siendo toda una aventura encontrar el camino de vuelta usando el GPS del móvil y el látigo (un cordino muy largo anudado en la punta del bastón que lanzas hacia delante mientras caminas o esquías para tener referencia de agujeros, cornisas, grietas, cambios de pendiente e inclinaciones). Bajamos hacia el sur hasta el lago Meall, desde su desagüe andamos por unos prados inundados para cruzar el río por una presa a la altura del aparcamiento superior de la subida normal, todo esto lo hicimos para evitar el riesgo de aludes ya que su cara sur tiene una pendiente menos inclinada y a barlovento. 

Desde que sales del coche hasta que vuelves a él puede suceder que estés todo el día envuelto en el típico día escocés con su surtido de lluvias, granizos, vientos, nevadas estando allí todos los locales acostumbrados a escalar en esas condiciones, a partir del segundo día los forasteros lo vemos con total normalidad. Pudimos hacer una tercera línea mítica con salida directa la "Geminis", la mejor hasta el momento con una variedad de largos en WI, gullys y mixto siendo un pequeño resumen de lo que puedes encontrar allí. En el refugio nos invitó a un café Mark, un guía escocés que conocía de los veranos de faena en Chamonix y nos vino a decir que aprovecháramos cada día escalando allí sin movernos a otras zonas que ofrece Escocia porque las condiciones eran únicas; la verdad es que los escoceses y británicos son unos motivados y también unos cachondos: cada día se reían de que teníamos que subir desde abajo por no contar con la llave de la barrera y del refugio. 

No podíamos regresar sin pisar la cima del Ben Nevis y sin conocer el refugio de emergencia que hay en la cima para los alpinistas perdidos o cansados, para ello escalamos una combinada muy alpina la "Minus One" + "North- East Buttress". Después de muchos spins drifts (pequeñas avalanchas de nieve polvo que caen por la pared debido al fuerte viento sobre tu cabeza), con un poco de escalada desencordados para ir más rápidos ganando tiempo a la niebla lo encontramos en el plano de la cumbre enterrado bajo la nieve. Su estado por dentro no nos animó mucho a entrar en él, más bien a buscar rápidamente el camino de vuelta. Esta vez sí que nos atrevimos a bajar hacia la vertiente del refugio ya que habíamos dejado material allí y las placas de viento se habían estabilizado, así que una vez más nos vimos en mitad del blanco desierto siguiendo una pantalla con fe ciega hasta dar con el collado adecuado, rompimos la cornisa que encontramos con el látigo cortándola con un cordino muy fino y viendo que su caída no provocaba ningún alud bajamos de uno en uno por precaución para nos vernos todos enterrados teniendo a alguien capaz de ayudar en un posible rescate. 

Ésta fue nuestra última escalada dejándonos un buen sabor de boca y las ganas de regresar a un lugar que a pesar de estar cerca de la civilización ofrece un alpinismo laboratorio de alto compromiso y aventura. Hemos tenido la oportunidad de visitar la escuela favorita de los británicos y un pedazo de su historia del alpinismo.

 

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